domingo, 9 de octubre de 2011

Regulatory policy in Chile

ANTECEDENTES.
El Codex Alimentarius define la inocuidad como “la garantía de que los alimentos no causarán daño al consumidor cuando se preparen y / o consuman de acuerdo con el uso a que se destinan”. En el contexto de la política que presentamos en este documento, debe entenderse y asumirse que cuando hablamos de inocuidad de los alimentos incorporamos la inocuidad “tradicional” y la inocuidad “nutricional”, haciendo referencia con ello a todos los riesgos, sean crónicos o agudos, que pueden hacer que los alimentos sean nocivos y no aptos para la salud de las personas.
Durante la última década el mundo ha enfrentado un conjunto de crisis alimentarias, provocadas por la contaminación de los alimentos. Los brotes de enfermedades transmitidas por los alimentos se han multiplicado y los costos económicos, sociales y comerciales asociados a la prevención y control de ellas han aumentado. A pesar del mayor
conocimiento y desarrollo tecnológico disponible nuevos riesgos vinculados a los alimentos emergen cada cierto tiempo, los que son percibidos rápidamente por consumidores más informados y exigentes. Estas crisis, en sociedades que en general mejoran sus ingresos y
dan mayor centralidad a la salud preventiva, han reposicionado en las agendas nacionales e internacional la preocupación por la inocuidad y seguridad de los alimentos.
En el ámbito internacional se ha fortalecido el rol de la Comisión del Codex Alimentarius como coordinador de las normas alimentarias en el plano internacional y como referente técnico de la Organización Mundial del Comercio (OMC) ; se han promovido los sistemas preventivos y de autocontrol para que la industria gestione de mejor forma los riesgos de
los alimentos; se ha desarrollado el enfoque integrado “de la producción primaria a la mesa. ______________________________________________________________________________________________________________ para dar cuenta de la necesidad de introducir en toda la cadena de producción la responsabilidad de la inocuidad y tener respuestas más rápidas en la eventualidad de crisis
alimentarias; y muchos países han emprendido importantes reformas a sus sectores
públicos para garantizar más adecuadamente la salud y los derechos de los consumidores.
Complementariamente, la Organización Mundial del Comercio ha incorporado este tema desarrollando los criterios para que los estándares de inocuidad que se utilicen no se constituyan en obstáculos al comercio internacional.
En nuestro país la inocuidad de los alimentos también ha ido adquiriendo una renovada importancia en la agenda de las políticas públicas, producto de una mayor exigencia de la sociedad y producto del desafío de dar mayor competitividad a las exportaciones de
alimentos. En esta perspectiva, se ha ido actualizando el Reglamento Sanitario de los Alimentos; fortaleciendo los programas de higiene y control; perfeccionando los procesos de inspección y certificación de las exportaciones; ampliando los mecanismos de participación de los distintos actores; desarrollando los mecanismos de aseguramiento de la
calidad y los sistemas de trazabilidad; fortaleciendo las capacidades analíticas de los
laboratorios; e incorporando crecientemente el enfoque integrado de las cadenas de
producción sustentado en el análisis de riesgo. Muchos de estos mejoramientos, que han
significado avances significativos, han contado con la valiosa cooperación internacional,
especialmente de Japón, Unión Europea, Estados Unidos y Canadá.
Dos hitos importantes en esta senda los constituyen la creación de la Agencia Chilena de Inocuidad de los Alimentos durante el años 2005 y la modificación del artículo 69 del Reglamento Sanitario de los Alimentos durante el año 2006 para hacer obligatorio para toda la industria de los alimentos el uso del HACCP. En relación a la Agencia, ella tiene como objetivos asesorar al Presidente de la República en la formulación y
ejecución de las políticas para mejorar la calidad sanitaria de los alimentos, desarrollar un sistema nacional de inocuidad alimentaria y mejorar la coordinación entre los organismos con competencias en el tema. En relación al cambio del Reglamento Sanitario de los Alimentos, este tiene por objeto regular el uso del análisis de peligros y de puntos críticos de control en las empresas de alimentos con orientación al mercado interno, consolidando ______________________________________________________________________________________________________________r las empresas más dinámicas y aquellas orientadas a los mercados de exportación.
Pero estos avances no son suficientes para un país que está en los US$ 7.100 per cápita de ingresos y que proyecta exportar alrededor de 17.000 millones de dólares en alimentos al año 2010; tampoco para uno que tiene de los mejores indicadores de salud de América Latina y en que sus consumidores empiezan a exigir que se respeten en plenitud sus derechos vinculados a una alimentación segura y saludable. En esta perspectiva se deben profundizar los avances, enfrentando y superando los principales déficit presentes en el sistema de inocuidad de los alimentos como las debilidades en el proceso de evaluación de riesgos; el aún restringido uso del enfoque preventivo y de autocontrol; la insuficiente investigación e innovación; los rezagos en la formación de los recursos humanos; y la falta de consolidación de los mecanismos de gestión de emergencias alimentarias. También se presentan debilidades en el ámbito institucional, constatándose una insuficiente articulación
e integración de las distintas instituciones y acciones que son parte de la política de inocuidad.
El país puede y debe optar por un sistema nacional de inocuidad de los alimentos moderno, eficiente e integrado que esté en condiciones, por una parte, de asumir la tarea de proteger la salud de las personas y los derechos de los consumidores y, por otra, de asumir el desafío de aumentar la competitividad de las actividades económicas que
producen alimentos. Ello requiere, entre otras cosas, disponer de una política nacional con objetivos claros y una institucionalidad pública con capacidad de conducción y de anticipación. La experiencia mundial indica que, independiente de las formas concretas que se les dé a los arreglos institucionales que se implementen en el ámbito de la inocuidad de los alimentos, de si se apuesta por un sistema de organismo único o de organismos múltiples, los elementos más relevantes para avanzar en un sistema nacional moderno y eficiente son la definición de quién conduce el sistema en su conjunto, el establecimiento de principios y criterios operativos comunes para las distintos instituciones y actores que se desempeñan en el ámbito de la inocuidad y los objetivos de la política.

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La presente política apuesta por un sistema nacional de inocuidad de los alimentos integrado, en que la Agencia Chilena de Inocuidad de los Alimentos asume un rol de coordinación y articulación. La presencia en el Consejo de esta Agencia de los Ministerios de Salud, de Agricultura, de Economía, de Relaciones Exteriores y de la Presidencia favorece y facilita el ejercicio de dicho rol. También propone resolver algunos vacíos y
duplicidades en ciertas atribuciones y avanzar más decididamente en la modernización de las instituciones directamente involucradas en el control de los alimentos. En cuanto a la organización del análisis de riesgos, se apuesta que sea la Agencia Chilena de Inocuidad de los Alimentos la que realice la evaluación de los riesgos a través de un Comité Científico y que sea el Ministerio de Salud, el Servicio Agrícola y Ganadero, el Servicio Nacional de Pesca y la propia Agencia los que realizan la gestión y comunicación de ellos, avanzándose de esta manera en dar mayor solidez al sistema de inocuidad de los alimentos del país.

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